La Ley de Inclusión Laboral N°21.015 establece que las empresas deben contratar un 1% de personas con discapacidad ¿Será suficiente este cumplimiento para ser considerada una empresa inclusiva? Al parecer, el desafío es mucho más profundo. Te invitamos a conocer la opinión de Fundación Ronda Chile, expertos en el tema de inclusión laboral.
La igualdad de oportunidades es un principio fundamental de la justicia social, fue respaldado en la OIT desde su fundación en 1919, necesario para promover la diversidad e inclusión en el lugar de trabajo y el derecho a la igualdad en el empleo y la formación profesional.
Las personas en situación de discapacidad enfrentan dificultades económicas, sociales y culturales mucho más difíciles, que dificultan no solo su pleno desarrollo integral como personas sino el cumplimiento de necesidades básicas, tales como: salud, vivienda digna, logro educativo y empleo formal.
En el informe “Aproximación a la realidad de las personas con discapacidad en Latinoamérica” el 82% de personas en situación de discapacidad viven en condición de pobreza o extrema pobreza. El 1 de abril de 2018 entró en vigencia la Ley Nº 21.015, que incentiva la inclusión laboral de personas con discapacidad, en la que las empresas privadas y públicas que cuentan con más de 100 trabajadores deben contratar al menos el 1% de personas con discapacidad.
Según el Estudio Nacional de Discapacidad (Endisc) elaborado durante el año 2015 por el Servicio Nacional de la Discapacidad (Senadis) determinó que el 16,7% de la población vive con alguna condición de discapacidad, es decir 2.836.818 personas. El ministro del trabajo, Nicolás Monckeberg, señaló en abril de este año que, 12.910 personas con discapacidad se encuentran trabajando actualmente en Chile, es decir que solo un 0,4% de personas en situación de discapacidad están trabajando.
Para ampliar detalles sobre la inclusión en Chile conversamos con Diana Silva, directora de Responsabilidad Social Inclusiva en Fundación Ronda Chile, te invitamos a conocer lo que dijo.
¿Cómo nace la Fundación Ronda Chile?
-Nació aproximadamente hace 5 años con el propósito claro de fomentar una nueva perspectiva del cómo vemos a las personas en situación de discapacidad. Desde el momento en que surgió hasta hoy, hemos tenido como propósito valorar las diferencias y entenderlas como un valor, ver la riqueza en la diferencia, son precisamente éstas las que nos hacen únicos.
Nuestro trabajo lo desarrollamos de manera virtuosa entre el Estado, las empresas, y la sociedad civil, pues entendemos que nadie puede quedar fuera de la ecuación si queremos un real cambio cultural.
¿Qué diferencia a Ronda de otras organizaciones que promueven la inclusión laboral?
-Estamos haciendo un trabajo, en el caso de personas con discapacidad, muy distinto al que hacen otras organizaciones. Permitimos a las personas en situación de discapacidad que elijan lo que quieren ser y que sean vistas en todo su potencial. Que puedan postular a cargos por sus habilidades y competencias, y no por su condición. Que puedan realizarse de acuerdo a lo que ellos esperan, y no ser limitados según “nuestros criterios y creencias” de lo que histórica y socialmente se cree que podrían alcanzar.
Estamos incorporando la diversidad y la inclusión como un factor de innovación en las compañías que enriquecen y facilitan una toma de decisiones más completa, porque desde el minuto que yo incorporo distintos puntos de vista basado en las diferentes experiencias, estoy siendo mucho más representativo, incluso de la visión de los consumidores que están afuera.
¿Qué los motiva?
-Ronda tiene su corazón latiendo por la discapacidad. Queremos mejorar el contexto de todo aquél grupo que tiene restricción de participación sociolaboral en la sociedad, poder incluirles y ofrecerles una oportunidad para desarrollarse, buscando cuáles son sus potencialidades.
¿Por qué en importante la inclusión en las empresas?
-La inclusión laboral ha tomado un rol muchos más importante en Chile después de la promulgación de la Ley N° 21.015 sobre la inclusión de personas con discapacidad al mundo laboral y la obligación que contraen las empresas de contratar un 1% de personas en situación de discapacidad. Esto ha generado dos contextos, el primero: un contexto en el cual hay muchas empresas que se han preocupado por entender el valor de la inclusión sociolaboral, y el segundo: empresas que están cumpliendo el compromiso sólo desde el punto de vista del cumplimiento de ley. ¿Dónde está Ronda? Claramente en el primer contexto.
Nosotros acompañamos a las empresas para impulsar un cambio cultural, en el que todas las personas que se involucran con la organización puedan ser valoradas por sus diferencias y puedan participar en igualdad de oportunidades.
¿Cómo acompañan a las empresas?
-Las acompañamos desde una perspectiva responsable e integral, generando un proceso que se llama intermediación sociolaboral que consiste en que, si una organización abre un proceso de postulación, lo primero que vamos a hacer será un análisis de puesto de trabajo a través de un proceso que lo operativizan expertos terapeutas-ocupacionales. En ese análisis se estudian, además, las características físicas, el descriptor del cargo, las cualidades del ambiente laboral, y se concretan cuáles son efectivamente los tipos de discapacidad que puede desempeñarse de manera afín en el cargo, para proceder luego con la búsqueda de candidatos.
Paralelamente a este proceso, las jefaturas de recursos humanos y sobre todo el equipo de trabajo más próximo con la que esa persona se va a desempeñar, debe tener un proceso de concientización para bajar barreras, derribar mitos ,y que el relacionamiento con la persona que llegará al cargo, sea desde el punto de vista de la autonomía de esa persona. Buscamos promover una mirada completamente cero asistencialista para que pueda tener una inclusión efectiva.
¿Qué es la inclusión efectiva?
-Cuando hablamos de inclusión efectiva nos referimos a que la persona ingrese a trabajar a un puesto en base a sus intereses, cualidades, capacidades y características en igualdad de condiciones y oportunidades que el resto de sus pares en la organización.
Para apoyar la colocación desarrollamos el proceso de intermediación laboral, en donde de ser necesario se realiza alguna adecuación al puesto de trabajo, es necesario entregar ayuda técnica para la inclusión efectiva, por ejemplo: una persona que tiene discapacidad visual quizás necesitará la instalación de un software para nivelar exactamente el mismo desempeño, en igualdad de oportunidades, que sus compañeros.
“Es necesario entregar ayuda técnica para la inclusión efectiva”
¿En qué consiste la Responsabilidad Social Inclusiva?
-La Responsabilidad Social Inclusiva es uno de nuestros sellos. El objetivo es generar un cambio cultural no solamente a partir de la inclusión laboral de personas en situación de discapacidad sino crear un trabajo orientado a otros grupos con restricción de participación, elaborando un plan integral de Diversidad e Inclusión (D&I) -que llamamos 360º- que consiste en una asesoría con seis ejes de participación en donde contemplamos inclusión sociolaboral, diagnóstico de la diversidad e inclusión, accesibilidad universal, comunicaciones inclusivas, formación y capacitación, y vinculación público- privada, para desarrollar el plan de diversidad e inclusión ajustado siempre a la medida y necesidades de la organización. La clave es conocernos y tener flexibilidad.
¿Cuáles son los desafíos de la inclusión laboral?
-El más grande desafío es el cambio cultural. Hay muchas personas que siguen viendo este tema desde el punto de vista estrictamente del cumplimiento legal que empuja a las empresas a alcanzar una cuota y cumplir de cara al Estado, pero cuando me doy cuenta de que no estoy trabajando solo para cumplir, sino que sé que la inclusión me va a permitir enriquecer mi organización, que estoy dispuesto a cambiar paradigmas, a quebrar sesgos, a mostrarme más abierto, a entender que en el otro yo puedo encontrar aquella riqueza que antes no estaba viendo, es cuando empezamos a generar una verdadera inclusión. La inclusión no es caridad ni asistencialismo, sino la entrega de igualdad de oportunidades.
Otro desafío es lograr la gestión de la diversidad. La forma a través de la cual podemos evidenciar cambios y efectos positivos. Consiste en un sistema que nos entregue evidencia de que el clima ha mejorado, de que hoy nos relacionamos de una manera distinta, de que cada equipo independiente de sus funciones habituales, ha generado una acción concreta para aportar a la diversidad de la compañía.
¿Qué empresas pueden solicitar asesorías?
-Acompañamos a todas las empresas que estén dispuestas a generar un cambio cultural. Nuestra riqueza ha estado en tener total flexibilidad. Hemos trabajado desde organizaciones pequeñas hasta grandes compañías nacionales y transnacionales, de todos los rubros y con distintas características. Lo primero que hacemos es entender su contexto, quiénes son, qué hacen y les aplicamos una encuesta de percepción de diversidad e inclusión a todos los colaboradores y colaboradoras. Estos elementos determinan un diagnóstico inicial que vamos a utilizar para diseñar la primera etapa de trabajo.
Tener una fuerza laboral diversa se reconoce cada vez más como un instrumento para mejorar la empresa. La creación de una cultura inclusiva no solo debe centrarse en el reclutamiento basado en la diversidad y la capacitación en diversidad sino en la creación de un espacio de trabajo en el que las personas sean aceptadas como individuos, independientemente de sus diferencias y donde sientan que se valora su contribución. Las organizaciones que invierten en la diversidad no solo aumentan la productividad sino la calidad de vida de todos sus trabajadores.
Para mayor información, te invitamos a contactar a Fundación Ronda Chile: aquí.