Conoce la historia de tres dirigentes sindicales jóvenes

A Betsabet Urrutia la maternidad la llevó al sindicato

La historia de muchas mujeres chilenas se ve reflejada en la experiencia de vida de Betsabet Urrutia. Oriunda de la Comuna de La Cisterna, en Santiago. Estudió con dos becas y un crédito personal, como muchos jóvenes. Se tituló en el 2015 como Ingeniera Comercial de la Universidad de las Américas. 

Trabajo, liderazgo y constancia son sus principales virtudes. Desde muy joven se abrió paso en el mundo laboral, su primer trabajo fue a los 15 años de edad en un supermercado como empaquetadora. Después, como anfitriona en el rubro inmobiliario y en la banca. Hoy es ejecutiva de crédito en el Banco Santander, y con tan solo 27 años es secretaria de un Sindicato. 

Ingresó a Banco Santander cuando estaba en cuarto año de su carrera, para hacer su práctica laboral, y al poco tiempo quedó contratada. “Mi experiencia en el Banco fue excelente, desde las funciones que ocupaba en el cargo, como el equipo de trabajo y el ambiente laboral”. Relata que en esa época quedó embarazada y en su regreso sufrió hostigamiento laboral. 

“Cuando te conviertes en madre te cambia la vida, asumes nuevos desafíos y roles a los que no estabas acostumbrada y eso de por sí ya es difícil. Luego de la licencia postparto me incorporé a mi lugar de trabajo, pero no tuve buena acogida. Había cambiado casi todo el equipo de trabajo, mis jefes eran otros, no se ocuparon de integrarme, de conversar conmigo. Sufrí hostigamiento laboral por parte de mi jefatura inmediata”.  

Urrutia, determinada a mejorar su situación y la de muchas otras mujeres en su misma situación, inició una cruzada por garantizar las condiciones y el respeto al derecho del trabajador, y fue así como se convirtió, a su corta edad, en dirigente sindical.  

“Soy dirigente porque me tocó”

Aracely Zúñiga, dirigenta sindical del Sindicato del Banco de Chile y egresada del Diplomado en Liderazgo Laboral UC – Fundación Carlos Vial Espantoso, con tan sólo 33 años ingresó al mundo sindical. Señaló que no fue fácil, pensó en desistir, pero continuó y hoy en día es secretaria del sindicato. Antes de ser dirigenta era una trabajadora preocupada por las buenas condiciones laborales: levantaba requerimientos colectivos, poniendo sobre la mesa temas que afectaban a un grupo importante de sus compañeros. Fue así como llamó la atención de algunos dirigentes sindicales que la invitaron a ser parte del mismo. 

Cuenta que recién va estudiar en la universidad porque sus hijos ya están más grandes. Dijo que atrás están quedando aquellas madres que se dedican solo al hogar, “las mujeres ahora tienen un rol más activo y participativo en la sociedad”.

Zuñiga cuenta que inició su periodo como dirigente sindical con muchas inseguridades, era un mundo que desconocía. Contó que al paso del tiempo se dio cuenta que es un mundo muy cerrado, muy complejo, no solo porque es un mundo dominado principalmente por hombres sino por la responsabilidad que se tiene frente a las bases, sobre todo cuando tiene muchos socios. Ya como dirigenta, pasó por un sentimiento de decepción, por eso pensó en retirarse, sintió que no había apertura a las nuevas ideas, se encontró con muchos “acá no hacemos eso”, “así lo hemos hecho siempre”, “así funcionan las cosas”. Dijo que respeta mucho la experiencia, pero si no se enseñan y transmiten los conocimientos o se potencian nuevos liderazgos, habrá -cada vez- menos sindicalización. 

“Nací para defender los derechos de otros”

Pablo Osorio de Greco Pasco es egresado de la Escuela de Formación Sindical Nuevos Líderes 2018 que la Fundación realizó luego de adjudicarse una licitación de la Subsecretaría del Trabajo y que llevó a cabo en conjunto con Duoc UC. Señaló que actualmente trabaja como administrador y con solo 29 años de edad ya es dirigente sindical. 

Estudió en un colegio subvencionado en la Región del Copiapó y guarda gratos recuerdos de su infancia. Dice que, aunque le gustaría vivir en su lugar natal, las condiciones laborales no son las mismas que en Santiago, incluso señaló que los sueldos están en desventaja con respecto a la capital. 

“Nací para defender los derechos de la gente” dijo entre risas. Contó que desde pequeño siempre quiso estudiar derecho, pero que no tuvo la posibilidad debido al alto costo de la carrera y se fue por administración, profesión que le terminó por gustar. Relata que desde muy pequeño siempre estuvo vinculado con el liderazgo. “Me metía en todas las actividades que implicaban liderazgo, desde el colegio hasta la etapa universitaria”.  

Cuenta que los dirigentes sindicales tienen un largo camino por recorrer y muchas cosas que mejorar. “Las grandes injusticias me molestan profundamente, no justifico por ningún motivo que las empresas transgredan los derechos de los trabajadores. Antes no veía tantas injusticias en el mundo laboral, pero ahora como dirigente me doy cuenta de todo el camino que tenemos que recorrer para mejorar las condiciones laborales”.  

Señaló que el rol de los dirigentes sindicales es fundamental, pero no descartó también que deben reconocer sus fallas, trabajar sobre ellas, para generar propuestas de valor que ayude a las bases sindicales a volver a situarse como actores principales en la recuperación de los derechos laborales.

 

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